32.3 C
San Martín
viernes, diciembre 13, 2024
spot_img

No es lo mismo el otoño en Mendoza

Más vistas

Era un atardecer de abril. Yo salía de un humilde taller de serigrafía que sosteníamos con algunos amigos en la calle Alberdi de San José, a metros de la plazoleta del Indio. Tenía que tomar un micro para volver a casa. Nada mejor para eso que la terminal de ómnibus. En la esquina de Alberdi y Bandera de los Andes me detuve.

Lo que veía era un paisaje especial: las montañas eran azules; el cielo mostraba un degradé de colores que iban del azul intenso en el Este hasta un estallido de naranjas y rojos allá donde el sol moría a mordiscones de cerros. Los árboles del lugar estaban amarilleando y andaba en el aire algo especial que, de haber tenido a García Lorca cerca, seguro hubiera escuchado: “Pues que son los duendes, chaval”.

Entonces, yo, que había vivido el otoño en otros lugares del país, me dije: “No es lo mismo el otoño en Mendoza”, y me fui en el micro con esa frase hasta llegar a mi casa de la Cuarta donde la transformé en poesía. El manuscrito salió sin tachones, sin errores, como si me la hubieran dictado. Después Damián Sánchez le puso música y así nació la canción que se ha hecho casi un himno provincial.

Sin embargo sé que algunos observadores críticos pueden decirme: “Pará la mano, macho, que no todo es poesía, ternura, y franeleo al atardecer. También el otoño tiene sus dificultades”. Es cierto, y tal vez por eso, contradiciendo aún mi propia canción, es que escribí una poesía mirándolo al otoño del otro lado, del lado de los inconvenientes, que los tiene y no son pocos.

Dice así: 
“Después de un verano abundante en fiestas/ otoño ha llegado a nuestra Mendoza,/ la estación ansiada por el viejo Adán/ porque en ella a Eva se la caía la hoja./ El otoño ha llegado y con él el Pocho/ cantando la misma tonada otoñosa,/ aquella que un día de un lejano otoño/ perpetrara impune con el otro Sosa./Con su mano suave pintará ictericia/ sobre la arboleda esbelta y frondosa,/ amarillo todo se verá el paisaje,/ como mayonesa untando las cosas./ Y caerán las hojas pa´ colmo de males/ llenando de bronca los municipales/ empleados que barren calles y baldosas./ Hojarasca seca que armará montañas/ para que un fueguito queme sus entrañas/ y para que la gente entre el humo tosa./ Caerán las hojitas dentro de la acequia/ arriba de envases de antiguas gaseosas/ y armarán tapones de mil proporciones/ diques esquineros que el agua amontona./ Crecerán de a poco las inundaciones/ como si esto fuera el Chaco o Formosa,/ volverán mojados dignos pantalones/ y los dos zapatos como dos canoas./ Tornará la era de la indecisión/ al clima desértico de faz montañosa,/ donde por la tarde te inunda el calor/ y por la mañana el frío te acosa./ Mientras los mosquitos, de vuelo cercano,/ de doble pechuga y alas poderosas, / sin darle pelota al fin del verano/ seguirán picando las pieles sedosas./ Otoño ha llegado seco por un lado/ por otro vacío de las tenues hojas/ tan seco y vacío como los bolsillos/ de los laburantes de nuestra Mendoza.

Jorge Sosa – Los Andes

- Promoción -spot_img

16 COMENTARIOS

Comments are closed.

- Promoción -spot_img

Últimas

Incorporamos nuevas tecnologías para los jardines maternales de Rivadavia

Recibimos la donación de YPF de 20 computadoras que serán destinadas a los jardines maternales municipales de nuestro departamento....
- Promoción -spot_img

Seguir leyendo

- Publicidad -spot_img